Decir que la educación “es un problema de agenda de todos los municipios y comunas”, es una generalidad que oculta la realidad local, que traspapeló en la agenda comunal, llamar formalmente a las autoridades del FAE, que esperan desde mediados del año pasado, sentarse con la comuna para acordar los fondos que por Ley le corresponden.
Decir que “estamos cumpliendo con el Jardín proveyéndole el agua para que los chicos puedan tomar la leche todas la mañanas o para que los docentes tomen el agua que hoy no tienen” es una versión oficial que cae por su propio peso ante la realidad de saber que solo un bidón de 20 litros se había entregado hasta el jueves. Con los problemas de provisión de agua que tiene el Jardín 130.
Decir que “con el programa entra a mi hogar llevamos dignidad a la gente durante 2011 y 2012”, es una versión oficial que confronta con la realidad de la obra en Los Espinillos donde el gobierno comunal recibió la mitad de los fondos provinciales para 15 viviendas que empezó a fines de 2010, pasó el 2011 y en el 2012 de las 15 “casitas” proyectadas solo se entregaron 5.
Todas estas cosas ocurren cuando la versión oficial se confronta con la realidad que la aplasta por propio peso. El general Perón decía “la única verdad es la realidad” y la realidad está embarazada de verdades en la vida cotidiana de la gente. Porque convive con problemas que se son solucionables sin la necesidad de construir versiones oficiales.
Y ante la verdad que tiene a la realidad como testigo, a uno le provoca bronca, de esa que se puede recitar… a voz ronca ¡¡¡que bronca!!!, porque solo queremos la verdad.
Parafraseando a Pedro y Pablo en su marcha de la bronca “muchos quieren que me corte el pelo sin razón” para ellos la respuesta es siempre la misma “es mejor tener el pelo libre, que la libertad con fijador”
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