15 sept 2012

Necesitamos líderes que nos muestren el camino porque un pueblo dividido no prevalecerá

OPINION
El jueves los argentinos vimos por televisión, escuchamos por radios y leímos en los diarios que gran parte del pueblo salió a manifestar su descontento. Algunos por el dólar, otros por la inflación, algunos por el mínimo no imponible, otros por los actos de corrupción que salpican al gobierno…, y vi literalmente un pueblo dividido.

Hay gente que alimenta eso, trabaja para eso, porque con un pueblo dividido siempre hay alguien que se beneficia. Yo creo que dividir al pueblo sin presentar una opción clara de gobierno es un acto de irresponsabilidad de la oposición que aspira a suceder a la actual gestión.

La oposición gasta más esfuerzo en remarcar los errores del oficialismo, que encontrar sus propias coincidencias para construir una alternativa. Imponen relatos que quitan de la discusión los verdaderos obstáculos que tienen para ponerse de acuerdo en un programa de gobierno.

Pero al decir esto no me pone del lado oficialista; yo no como con 6 pesos por día y no quiero la re-re-re. Digo esto porque creo que hay que tener mucho cuidado cuando se divide al pueblo sin mostrarle un norte al que seguir.

Lo que violenta a los argentinos es la dicotomía que plantean oficialistas y opositores, obligando a tomar posición de un lado o del otro.

Si la oposición quiere gobernar debe demostrar su capacidad de gestión y su compromiso en acción para con sus pares, eso es construir una alternativa de gobierno. No alcanza con alentar a la gente para que salga a protestar, tendrá que dejar de discutir posiciones y empezar a discutir proyectos, esto no es futbol señores, esto es política.

Los argentinos nos peleamos casi dos años por los dividendos de la soja, mientras que la situación mundialmente favoreció más a Brasil que a la argentina en términos de crecimiento, desarrollo e inversión. Cuando la pelea del campo se tranquilizo, la crisis mundial, y la sequía puso en riesgo la situación económica de nuestro país.

Quiero compartirles un dato más que significativo, los últimos 25 años del siglo pasado y los primeros años del actual, entre todas las economías que integran el orden mundial, el comportamiento de la argentina fue el peor. Entre los años 1975 y 2002, se registró una caída per cápita del 10% del PBI, una desindustrialización del 40%, un profundo deterioro social y, finalmente, un caos macroeconómico que provocó el default sobre la deuda externa.

Y esto es porque “cuando los hermanos se pelean los devoran los de afuera”, pareciera que José Hernández escribe la crónica de una noticia que relata nuestra historia que sigue vigente.

Nicolás Maquiavelo decía en su máxima “divide y reinaras”, lo aplicaba a escenarios donde el tercero es el que se lleva la mejor parte entre los dos bandos. Detrás de las grandes peleas de los argentinos el mayor perjudicado es el pueblo dividido.

Con algunas cuestiones de razonabilidad el jueves hubo muestras de disconformidad, parte del pueblo expresó su disgusto e insatisfacción por algunas medidas de gobierno. Por supuesto que la oposición promovió y alentó estos reclamos, y como dije anteriormente, deberá hacer más que eso para demostrar una verdadera alternativa de gobierno.

La mejor expresión son las urnas y respetar el gobierno que el pueblo votó, eligió una presidenta de los argentinos, un gobernador de los santafecinos y un presidente comunal de los rinconeros.

Para los que detentan el poder, aquí y en la quiaca, quiero humildemente decirles, “donde no hay visión el pueblo se extravía” y un pueblo dividido no prevalecerá. Necesitamos líderes que nos muestres el camino; que los líderes que gobiernan se hagan cargo de sus errores sin dividir al pueblo, y que los líderes de la oposición, discutan proyectos sin empujarnos a la protesta.

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