OPINION
Cuando nos vemos a nosotros mismos como parte de la comunidad rinconera, debemos entendernos como sujeto de derecho pero también de obligaciones. Por lo que nuestra responsabilidad es preguntarnos ¿qué participación tengo en el desarrollo de la comunidad?.Quiero abordar la respuesta de esta pregunta sobre la idea de representantes y representados, de gobernantes y gobernados. Y en esto afirmo, “El desarrollo de la comunidad es consecuencia de un cambio de mentalidad en el seno de la comunidad misma”.
La creencia popular de “esto no cambia hasta que los políticos cambien” es una forma rápida cómoda y fácil de desentendernos de los problemas. Esta forma de pensar contribuye muy poco al desarrollo de los pueblos, dejando las decisiones en manos de grupos reducidos, que muchas veces privilegian sus intereses por sobre el bien común.
Sin ofender a nadie, creer que Berón, Facino, Sánchez, o el que sea, van a cambiar este pueblo, es un error conceptual que solo seguirá postergando el desarrollo de nuestro pueblo.
Esa forma de pensar tiene cambiar, individualmente debemos tomar la decisión de cambiar el rumbo sin la necesidad de pensar que alguien más lo tiene que hacer por nosotros. Para ello debe nacer en mi una manera distinta de ver las cosas, de concebirlas, entenderlas y valorarlas para después vivirlas.
Ese cambio comienza personalmente en nosotros cuando empezamos a vernos como parte de la solución de los problemas. El desarrollo de nuestra comunidad es solo una consecuencia. El desarrollo de nuestro pueblo comienza a producirse en nuestro fuero interno con un cambio de pensamiento que afecta la vida de otros y en el tiempo la de la comunidad. Es un principio de causa y efecto, pero les aseguro que el desarrollo vendrá por añadidura, aunque con una gran cuota de sacrificio.
Una frase con la que me identifico es “tenemos los políticos que nos merecemos, tenemos los empresarios que nos merecemos, tenemos los dirigentes que nos merecemos”.
Hoy, quiénes ocupan los lugares de decisión política en gestiones de gobiernos son tan vecinos como nosotros, son uno más de la inmensa mayoría de nuestra comunidad rinconera. Tienen los mismos derechos y obligaciones que consagra la constitución, a los que se añade la responsabilidad de administrar lo público. Y quiero llevarlos a reflexionar sobre el cambio de mentalidad.
Si estamos de acuerdo en afirmar que los políticos son tan vecinos como nosotros y llegan al poder por la decisión de la mayoría. Entonces nuestros políticos, nuestros dirigentes, son solo el resultado de la comunidad que los vio nacer y crecer. Las consecuencias de sus decisiones, de las que nos quejamos a veces, son simplemente el efecto de algo que los llevó a pensar y actuar de tal manera.
Solo reproducen lo que la familia y la comunidad les ha dado. Nuestras comunidades los alimentan con mentira, corrupción, violencia, egoísmo, mezquindad, falta de solidaridad… si esto es lo que durante años vieron, vivieron y mamaron desde chicos, no tienen otra cosa para dar, solamente lo que hay en ellos (es la profecía auto cumplida).
Entonces, ¿Que tiene que cambiar para que las políticas de gobierno contemplen valores que beneficien a la mayoría?, ¿Los políticos?, ¿Los empresarios?, ¿Los sindicalistas?, ¿Los periodistas?, ¿O somos nosotros -todos- en conjunto como comunidad?
El propósito de una comunidad es desarrollarse a sí misma, por lo tanto no podemos atentar contra nosotros mismos formando personas que a la hora de ocupar lugares de decisión, perjudiquen a la comunidad.
No tenemos que hacer algo nuevo, a veces debemos reconciliarnos con mostros mismos, aceptar que nos hemos equivocado se ejemplo para nuestros hijos. Debemos sembrar para cosechar y aunque cueste debemos entender que “quienes siembran con lágrimas cosecharan con alegría”.
Podemos afirmar que el modelo de construcción política actual no da lugar a la verdad, la justicia, o la participación militante, si no por el contrario el poder político convive con la mentira, el control, la acumulación de información, la utilización de lo publico para propio beneficio y así los políticos son mentirosos, hipócritas, porque no les queda otra para poder sostenerse en el mismo lugar o superior y así no perder lo que ya tienen.
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